La carrera es uno de los más importantes emprendimientos de nuestra vida. Pero, ¿estamos haciendo lo necesario para impulsarla?

La carrera es uno de los más importantes emprendimientos de nuestra vida. Pero, ¿estamos haciendo lo necesario para impulsarla?

La carrera es uno de los más importantes emprendimientos de nuestra vida. Gestionarla es un proceso complejo pues significa manejar múltiples factores y variables de diverso origen y naturaleza. Este primer artículo forma parte de varios que entregaré en los que resumo conceptos, modelos, resultados de investigaciones, lecciones derivadas de mi experiencia diseñando e implantando sistemas para gestionar carreras, así como reflexiones y consejos que pueden ser de ayuda y utilidad para algunos de ustedes.

Todos tenemos aspiraciones y deseos de progreso y éxito, cualesquiera sean los significados que asociemos a “progresar” o “tener éxito”. Comenzamos a diferenciarnos de los “sólo aspirantes” cuando activamos una creciente lista de acciones encaminadas a ir logrando de manera deliberada y con paso constante, metas, hitos y objetivos alineados con nuestra Visión. Puesto que la carrera es un proceso que tiene fronteras imprecisas – ¿cuándo comienza? ¿cuándo acaba? – y estará afectada por múltiples factores, a veces controlables, pero no pocas veces súbitos o azarosos, tener un “cuadro total” puede elevar nuestra probabilidad de lograr el futuro que deseamos.

Si fuéramos un navegante que se lanza al mar con el deseo de llegar a algún punto, nuestra tarea sería menos incierta, arriesgada y compleja si sabemos de antemano los rumbos alternativos que podríamos tomar, estamos preparados para pilotar la nave y anticipamos y obtenemos las herramientas y recursos que necesitaremos. Si se tratara de una trayectoria extensa y capaz expuesta a mayores riesgos, contar con cartas náuticas, brújula magnética, compás de marcaciones, instrumentos para realizar cálculos, además de haber estimado las provisiones que necesitaremos para sobrevivir, hará que hagamos la travesía con algo más de confianza. Claro, si contáramos con modernos radares, GPS, equipos de comunicación, reportes en línea del estado del tiempo y las corrientes, nuestra confianza aumentará tanto como la probabilidad de llegar a nuestro destino. El navegante también sabe que, para avanzar, habrá veces que necesitará retroceder o cambiar de rumbo para sortear los obstáculos, corrientes, clima u otro evento natural súbito. Aunque el proceso de gestionar nuestra carrera contiene matices singulares y adicionales que describiremos, el proceso general tiene muchas similitudes.

¡Qué diferencia con aquel navegante que lo hace sin tener claridad de puerto, o sin reparar en el rumbo que debe tomar, en los eventos que deberá enfrentar o en las herramientas e insumos que necesitará!

Aunque la carrera se parece a un proceso de navegación adecuadamente pensado y operado, gestionarla es un proceso mucho más complejo. Además, debo esperar que los resultados sean inciertos y los éxitos, no pocas veces, efímeros. Un navegante, en cambio, puede tener una probabilidad cercana al 100% de llegar al puerto deseado si posee y hace las cosas correctamente. En la carrera, aunque el 100 sea la cifra mágica, se trata de una aspiración móvil -se puede reducir tanto como elevar-, tiene atoros y estancamientos, avances y retrocesos, impulsos súbitos que nos acercan, corrientes que nos cambian de rumbo y, no pocas veces, barreras que parecen infranqueables. Pero a veces, también, nos inspira y conduce a crear nuestras propias aguas para navegar en un mar que sólo nosotros dominamos pues somos sus creadores.

Aunque muchas personas circunscriben la definición de “carrera” a trayectorias que conducen invariablemente a movimientos “hacia arriba” debemos comprender que la carrera involucra múltiples tipos de desplazamientos en los que el ascenso jerárquico es uno entre varios resultados esperables. En la carrera, el indicador de éxito no es, solo y necesariamente “cantidad y calidad de ascensos”. El indicador de éxito es móvil y relativo pues su valor deberá ser interpretado según sea la etapa de la carrera en la que nos encontramos.

Al respecto, la carrera se forja y modela con la adquisición de aprendizaje relevante y alineado con mis aspiraciones y metas. “Aprender” es el resultado de las sinergias que produce la combinación de aplicaciones y experiencia de campo con el conocimiento formal que voy incorporado a “mi saber”. Forjar la carrera significa provocar que se produzcan esas sinergias. Y, para lograrlo, existen múltiples tipos de movimientos que uno debe planear y decisiones que debemos inducir y provocar.

Las carreras exigen distintas combinaciones de experiencia y conocimientos: cada familia de carreras, sea en los campos de Finanzas, Construcción, Minería o Marketing, por señalar algunos, exige sinergias distintas. En algunas, las capacidades para “saber hacer” tienen un peso considerable en el progreso profesional. En este caso, las oportunidades para experimentar, poner a prueba lo que sabemos, desaprender, reaprender, aplicar y ampliar el conocimiento formal adquirido es una combinación potente que impulsa el avance. En otras, el dominio teórico y el aprendizaje incorporado por medios formales es una condición sustantiva sin la cual no es posible el avance. Ciertamente, múltiples familias de carreras se encuentran entre estos dos extremos. En el primer caso, el progreso profesional estará fuertemente asociado con la necesidad de lograr un creciente y cada vez más complejo aprendizaje operativo y de campo. Por ello, los movimientos de carrera tienen un ciclo relativamente más largo, pudiendo inducir la sensación engañosa de que “no estamos progresando”. En el segundo caso, los ciclos de avance podrían ser más cortos pues el saber técnico se impone a los factores asociados a la experiencia y la preparación de campo.

Tomar control sobre mi carrera significa también y entonces, buscar y tomar oportunidades que “achiquen” cada ciclo, mediante la aceleración del aprendizaje relevante. Cuando llegamos a un punto en el que lo que hacemos ya no produce aprendizaje relevante, estamos frente a una señal que debe obligarnos a pensar si ya es tiempo de cambiar. La sensación de “no estar progresando”, se convertirá en certidumbre cuando, lo que hacemos, sólo produce valor para la organización. Estar mucho tiempo en esa situación nos hará perder rápidamente valor potencial o realizable, claro, siempre y cuando, nos hayamos preparado para mejores cosas.

1 comentario

  1. Víctor Lovera Vera

    En el sector público la carrera termina cuando cumple determinado número de años de servicio y cuando se encuentra con todas sus facultades y experiencia para seguir creciendo, produciendo; y sobre todo uno quiere seguir laborando en su campo. Pienso que se debe contemplar este tema y dar la oportunidad aquellos que quieren seguir en la carrera.

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