Según cifras del INEI, en el Perú, en promedio, más de 800 nuevas empresas se forman cada día. Cada día, sin embargo, 460 cierran. Seguramente todas arrancan con una gran mochila de ilusiones, aunque muchas no lograrán celebrar un primer, un segundo o un tercer aniversario. Pocas sobrevivirán con el paso de los años. ¿Se trata de una situación inexorable o incontrolable?
Aunque no hay recetas únicas ni infalibles para asegurar el éxito, o, desde el lado pesimista, evitar el colapso, hacemos bien si repasamos algunos aspectos que deberemos tener en cuenta cuando iniciamos un emprendimiento, más, cuando tendremos la doble condición de trabajador dependiente más emprendedor con ganas de triunfar. Al respecto, estar en un empleo no menos de 48 horas semanales y, además, dar forma a nuestras aspiraciones y construir un proyecto implica un desafío para el que hay que estar preparado. A continuación, algunos apuntes que pueden ser de ayuda:
- Pregúntate si serás capaz de desplegar energía sostenida en varias direcciones durante períodos prolongados. La orientación a “hacer” debe acompañar a “el pensar” y, por supuesto, al sólo “soñar”. Un emprendedor potencialmente exitoso posee un fuego natural -la pasión- que debe transformar en energía psicológica y anímica más que física, que lo impulse a materializar las oportunidades en acciones y logros. Genera el hábito de destinar un tiempo diario a tu proyecto, o muy temprano -antes de salir a tu trabajo- o llegado de él. Nunca mezcles tus tiempos. Te expone éticamente además de que reduce tu rendimiento.
- Gran parte de los emprendimientos nacen de alguna necesidad coyuntural o temporal, por ejemplo, haber perdido el empleo. Si esta es tu situación, recuerda que es tan importante tu necesidad inmediata como tener esa pasión de libertad creativa que impulsa y sostiene a los emprendedores. Asegúrate de que estarás dispuesto a recorrer todo el camino. Si no hay fuego interno y existe una necesidad coyuntural, ponte en alerta pues podría tratarse de una respuesta a las circunstancias y no al deseo profundo que acompaña a los buenos emprendedores.
- Prepárate para transitar distintos tipos de situaciones y emociones, aunque, por supuesto, es más fácil decirlo que lograrlo. Un emprendedor asume riesgos (¿cuánto toleras la incertidumbre?), debe lidiar con el fracaso (¿toleras la frustración?), debe saber levantarse de las caídas (¿cuánta resiliencia posees?), es realista con sus recursos (¿sabes trabajar con “lo justo” y “buscártelas” para conseguir lo que no tienes?) y casi nunca piensa que el éxito durará toda la vida.
- El éxito potencial de un emprendedor no depende sólo de sus capacidades. Raras veces se encuentra aquel que tenga todas las competencias que se necesitan para salir adelante. Por eso, es importante mirar a otros como posibles complementos y capaz aliados en tu emprendimiento. Si tú eres original e innovador, pero poco organizado o dado a la acción o no posees el conocimiento requerido, entonces, busca rodearte de personas que tengan lo que tú no. Crea alianzas y sinergias.
- La soberbia y el no saber escuchar aumenta el riesgo de cometer errores y por esa vía se mata muchas ilusiones. Asegúrate de ser humilde, flexible y dispuesto a cuestionar algunas ideas que te ilusionaron auroralmente y que te cuesta abandonar. A veces pueden convertirse en un lastre para dar nuevos rumbos a tu proyecto.
- Todo lo anterior podría ser insuficiente si no logras una buena conexión o empatía entre tu producto o servicio y los clientes o el mercado. El éxito no depende de poseer el mejor producto del mundo. Dependerá que te lo compren una y otra vez, por mucho tiempo. Asegúrate, por ello que tu idea incluya un buen análisis de qué valor estás ofreciendo a clientes y mercados, cómo vas a llegar a ellos, cómo te vas a diferenciar de tus competidores y cómo vas a renovar tu propuesta de valor para mantenerla alineada con lo que ellos demandan en cada ciclo de la relación futura.
- Y, no por último, evalúa que lo que vayas a hacer no colisione con los intereses de la empresa en la que trabajas. La honestidad y la transparencia son valores que se deben cultivar y forman parte de la reputación de un emprendimiento. Cuando existe conflicto de intereses, no tengas dudas de que se sabrá pues, hoy, las redes han convertido el mundo en un pañuelo.
Lima, noviembre, 2018
Gracias Gustavo. Escribiré algo más al respecto. Abrazazo!!