La carrera se forja y sostiene mediante desempeños crecientemente competentes. Éstos, van labrando la imagen profesional: confiabilidad, visibilidad, reputación, admiración. Cuando una persona comienza a ser percibida con esas cualidades se convierte en “elegible” para progresar y avanzar. Simplifica las decisiones de quienes tienen roles vinculados con el desarrollo y progreso de la gente. Pero ¿qué factores se encuentran en la base y facilitan un desempeño competente?
El desempeño es, por lo general, un proceso multicausado en el que operan e influyen variables de distinta naturaleza, contenido y peso relativo:
- Aquellas que provienen de nuestro equipamiento natural y adquirido: aprendizaje significativo que se posee y transfiere con eficacia a una actividad determinada, habilidades y talentos naturales y aprendidos, estilo de ser, que incluye una amplia gama de características ente las que están las creencias, valores y actitudes, las motivaciones, intereses, aspiraciones y pasiones, nuestra manera favorita de afrontar los problemas o los hábitos y costumbres, entre los más importantes.
- Fuerzas y factores que operan en el entorno y que moderan -hacia arriba o hacia abajo- la capacidad para hacer y lograr. Estos factores pueden agruparse, básicamente, en tres grandes círculos:
- La disponibilidad y características de los tangibles con los que debes trabajar: recursos materiales, herramientas, tecnología, infraestructura física, y, en general, los medios de trabajo.
- Los intangibles -visibles o subyacentes- que apoyan y elevan -o limitan- la probabilidad de desplegar con éxito tus recursos y capacidades. La calidad de la dirección que recibes, las competencias, valores y estilo de trabajo de los miembros del equipo que te rodea, el ambiente productivo, las creencias, valores y modos esperados de ser y trabajar que tienen como fuente la cultura de la organización, las consecuencias esperadas y asociadas con el hacer un “buen o mal trabajo” o los límites del puesto -declarados o implícitos- que influyen en el grado de libertad, capacidad para aplicar iniciativa o realizar mejoras, límites que pueden ser reales o percibidos. También se encuentran los procedimientos y estándares técnicos que establecen el modo como debes “hacer las cosas”. Existen otros factores que a veces son circunstanciales pero que, en algunos puestos y organizaciones, se convierten en una condición permanente: carga de trabajo, exigencias de resultados contra el tiempo o cambios constantes en las prioridades, y,
- Las fuerzas externas a la organización, en algunos casos de carácter general y en otras de naturaleza singular o sectorial, que impactan la competitividad de un negocio y el grado de complejidad de los roles de directivos y ejecutores. Este tercer círculo aplica y tiene una relación directa con la naturaleza y jerarquía del puesto desempeñado. Cada actuación será juzgada de acuerdo al grado de efectividad de las respuestas a las variables exógenas, que pueden incluir cambios en las condiciones y reglas con las que se debe competir.
El desempeño es por ello y por lo general, el resultado de la interacción entre estas fuerzas. Es el producto de cómo encajan y se complementan. Muchas veces significará ajustar los patrones naturales que emergen de nuestro equipamiento y adquirir nuevas capacidades que apoyen el ajuste. En otras, implicará actuar para amoldarse e incluso influir las condiciones y variables del entorno, en particular de aquellas que permiten capacidad de maniobra.
Cuando se evalúan oportunidades de movimientos de carrera -hacia fuera o dentro de la organización- es usual que sólo se considere una parte de la ecuación: lo que yo creo que puedo hacer y lograr en el puesto y la satisfacción expectada con la oferta monetaria o el status que adquiriré. Se pone menor énfasis en comprender las fuerzas que afectarán el desempeño. Y, en algunos casos, esta omisión puede originar arrepentimientos tardíos. Pero también este análisis puede permitirnos vislumbrar crecimiento y progreso cuando las variables tienen una valencia favorable que augura que, capaz, pueda ir más allá de mis expectativas. La oferta monetaria y los beneficios materiales adquieren un peso relativo sí al indagar y recopilar evidencias y testimonios, llego a la convicción y desarrollo una esperanza razonable de que tendré un líder que acorte mi ciclo de ajuste, me apoye, impulse y desarrolle, que trabajaré con gente competente de la que aprenderé y me obligará a estirar y acelerar mi aprendizaje, que lo haré en un ambiente que motiva y provee las condiciones esenciales para hacer, lograr y progresar, y, en fin, que permita aumentar la libertad para elegir mi futuro pues he acumulado activos internos y valor potencial que otras organizaciones pueden necesitar.
Mantenerse vigilante para comprender la composición, impacto y tendencias de estas variables externas es una parte sustantiva de la gestión de la carrera. Si ahora tienes dudas sobre el estado de tu carrera o estás frente a una oportunidad que demanda una decisión, sería bueno que repases estas fuerzas para que tu elección esté sostenida en bases más sólidas.